
Un tema que ha generado interés y controversia en el campo de la nutrición y el TDAH es el posible impacto de los colorantes artificiales sobre los síntomas de hiperactividad. A lo largo de los años, algunos estudios han sugerido que ciertos aditivos alimentarios, incluyendo colorantes artificiales como el rojo 40, el amarillo 5 y el amarillo 6, podrían agravar los síntomas de hiperactividad en niños con TDAH. Si bien no se ha establecido una relación causal definitiva, esta preocupación ha llevado a muchos padres y profesionales de la salud a considerar la reducción o eliminación de estos aditivos en las dietas de los niños diagnosticados con TDAH.
La investigación sobre el impacto de los colorantes artificiales en el TDAH ha sido variada en cuanto a resultados. En la década de 1970, el pediatra Dr. Benjamin Feingold sugirió que ciertos colorantes y conservantes alimentarios podían contribuir a los síntomas de hiperactividad, y esto dio lugar a lo que se conoce como la «Dieta Feingold», un régimen que excluye ciertos aditivos alimentarios. Aunque algunos padres informaron de mejoras en los síntomas de sus hijos, los estudios posteriores no lograron confirmar consistentemente una relación directa.
Sin embargo, investigaciones más recientes, incluidas revisiones sistemáticas y meta-análisis, han sugerido que un pequeño subgrupo de niños con TDAH podría ser más sensible a los colorantes artificiales y otros aditivos, lo que resultaría en un aumento de la hiperactividad. Un estudio realizado en 2007 por el Southampton University y publicado en The Lancet mostró que una mezcla de ciertos colorantes artificiales junto con el conservante benzoato de sodio estaba asociada con un aumento de la hiperactividad en niños de la población general, no solo en aquellos con TDAH.
El mecanismo exacto por el cual los colorantes artificiales podrían afectar la hiperactividad aún no se comprende completamente. Se ha sugerido que estos aditivos pueden alterar los niveles de ciertos neurotransmisores en el cerebro, como la dopamina, que desempeñan un papel crucial en la regulación de la atención y el comportamiento. Además, en algunos niños, la hiperactividad podría estar relacionada con una sensibilidad o reacción alérgica a los colorantes, lo que provocaría una respuesta inflamatoria que afecte la función cerebral.
Aunque no todos los niños y adultos con TDAH reaccionan a los colorantes artificiales, si notas que ciertos alimentos con aditivos parecen empeorar los síntomas de hiperactividad, puede ser útil probar eliminarlos de la dieta. Aquí algunos consejos:
Aunque los colorantes artificiales no son el desencadenante principal del TDAH, en ciertos casos pueden contribuir a una exacerbación de los síntomas, especialmente en aquellos que son más sensibles a estos aditivos. Optar por una dieta basada en alimentos frescos y naturales, como la dieta mediterránea, puede ser una alternativa más segura y beneficiosa para quienes buscan minimizar el impacto de estos aditivos en el control de la hiperactividad.
Dr. José Angel Alda. Psiquiatra