Tics y Síndrome de Tourette
¿Qué son los tics?
Los trastornos por tics son conductas relativamente frecuentes en niños y adolescentes que a lo largo del tiempo fluctúan tanto en frecuencia como en intensidad.
Los tics son movimientos motores o vocalizaciones involuntarios, súbitos, rápidos, recurrentes, no rítmicos y estereotipados. Existen tics simples y complejos. Los simples implican sólo a unos pocos músculos o sonidos simples y suelen durar unas décimas de segundo; los tics complejos involucran a múltiples grupos de músculos en contracciones, o palabras y frases, y duran aproximadamente dos segundos.
La frecuencia de los tics y el malestar que ocasionan puede cambiar dependiendo de variables situacionales como temporales. Los tics suelen reducirse cuando la persona duerme o realiza actividades absorbentes no ansiógenas, y también ante la presencia de extraños. En cambio, suelen agravarse durante períodos de ansiedad excesiva y estrés, de fatiga, de enfado, cuando se está con personas muy allegadas o en soledad.
La evolución es impredecible, pero la primera fase de la adolescencia suele ser el período de mayor gravedad, mientras que en la mayor parte de los pacientes se registra una disminución o incluso la desaparición de los tics a los largo de los primeros años de la edad adulta.
La prevalencia de los tics se estima entre un 4 y un 24%, encontrándose diferencias según los distintos estudios y las zonas, y siendo más frecuentes en los varones.
Se han barajado diferentes causas como:
- Factores perinatales: bajo peso al nacer, prematuridad, estrés en embarazo, parto con fórceps, consumo de alcohol y tabaco.
- Factores neuroanatómicos: anomalías en los ganglios basales y en el sistema corticoestrial talámico-cortical).
- Factores autoinmunes postinfecciosos (PANDAS): tras infección amigdalar por streptretococo.
- Factores psíquicos: exacerbación en situaciones de estrés o insomnio.
El diagnóstico se basa fundamentalmente en la historia clínica, la historia familiar y en la exploración física del paciente.
Los tics suelen producir un elevado grado de interferencia con la vida cotidiana del niño. Estos niños pueden ser estigmatizados, insultados, burlados, rechazados por sus compañeros de clase, presionados para no realizar los tics por sus familiares o profesores, etc. A su vez, estos aspectos unidos a la imposibilidad de controlar los tics, pueden dificultar tanto la adaptación psicosocial del niño como sus desarrollos académico y emocional. De esta forma, es preciso intervenir tan pronto como se constata que los tics o hábitos nerviosos tienden a cronificarse.
Podemos diferenciar varios tipos de intervención: psicoeducativa, psicólogica (terapia cognitivo conductal, intervención individual, familiar, etc) y farmacológica.
Señales de alarma
Cuando el niño y/o el adolescente presenta:
- Parpadeos repetidos
- Realizar muecas faciales
- Arrugar la nariz
- Levantar los hombros
- Girar sobre sí mismo al caminar
- Olisquear repetidamente un objeto
- Gesticular con las manos
- Dar pasos hacia atrás
- Doblar las rodillas
- Aclarar la garganta
- Olisquear
- Soplar
- Gorjear
- Silbar
- Cambiar súbitamente y sin sentido el tono o volumen del habla
- Palilalia (repetir los propios sonidos o palabras)
- Ecolalia (repetir el último sonido, palabra o frase oída)
- Coprolalia (expresar súbita e inadecuadamente una palabra o frase obscena)
- Arrancarse el cabello
- Morderse las uñas
Lecturas recomendadas
- Plaza S, Alda JA, J. Cantó T. Comorbilidad del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) con trastornos de Tourette y de tics. En: Soutullo C. Guía básica de Psicofarmacología del TDAH. Springer SBM Spain, 2012: 155-168. ISBN: 978-84-940346-0-2.
- Alda JA, Rueda I. Psicofarmacología de los trastornos de Tourette y tics. En: Guía Esencial de Psicofarmacología del Niño y del Adolescente. Madrid, editorial médica Panamericana, 2011: 195-210. ISBN: 978-84-9835-403-4.