Cada día aparecen nuevas herramientas y estrategias para ayudar a llevar a cabo a los profesionales de la salud un tratamiento efectivo y duradero. La terapia asistida con animales es una modalidad de terapia que hoy en día está en auge para tratar muchos problemas graves.
Históricamente los animales han formado parte de programas terapéuticos con el fin de ayudar a las personas. Estos programas con animales se iniciaron en Europa en el siglo XVII y se propagaron por Estados Unidos en 1960, actualmente existen más de 500 programas con animales para personas con discapacidad física. Desde sus comienzos se intuyó que los animales podían propiciar valores humanos, en enfermos de tipo emocional, aprendiendo autocontrol mediante refuerzo positivo.
En 1953 fue Jingles, el perro del psiquiatra Boris M. Levinson, el que le sugirió su potencial como “coterapeuta”, probablemente es gracias a este perro y a su dueño el que hoy en día se pueda aplicar este tipo de terapia de manera rigurosa y científica, nació la terapia asistida con animales.
Este tratamiento terapéutico consiste en que un animal, que cumple determinados criterios, forma parte integral del proceso de terapia. El objetivo es fomentar la mejoría en el funcionamiento físico, social, emocional y/o cognitivo de los seres humanos. Se puede aplicar en una amplia gama de contextos y también se puede llevar a cabo de manera individual o en grupo. Los animales proporcionan una fuente de calma y un foco de atención, hace que nos sintamos seguros y aceptados incondicionalmente. Los más utilizados para este tipo de terapia son los caballos, los perros y los delfines, pero pueden emplearse prácticamente todo tipo de animales.
Son diferentes áreas de trabajo en las que puede actuar un animal como elemento de terapia:
– En lo físico: Para mejorar las habilidades motoras y la movilidad.
– En la salud mental: Aumenta las interacciones verbales entre los miembros de un grupo, mejora la capacidad de atención y de concentración, potencia la autoestima, reduce los niveles de ansiedad y reduce la sensación de soledad.
– En el ámbito educativo: Amplía el vocabulario, ayuda a mejorar la memoria y puede mejorar el conocimiento de conceptos.
– En la parte emocional: Aumenta el deseo de participar en actividades de grupo y mejora las interacciones con los demás.
Por último, hablar de los centros en los que puede participar un animal, entre otros destacamos las escuelas de educación especial, centros de estimulación precoz, centros ocupacionales, escuelas ordinarias, residencias para personas con alguna discapacidad, residencias geriátricas, entornos sociosanitarios y áreas hospitalarias.
Carla Cuéllar. Psicóloga
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