Las instrucciones, las peticiones o las órdenes que los padres dan a los hijos pueden favorecer la realización de una conducta si se siguen las siguientes recomendaciones o principios:
- No utilizar los gritos. Si hablamos tranquilamente, favoreceremos su cumplimiento.
- Estar en la misma habitación que el niño y mirándole a los ojos.
- Establecer un contacto físico suave, como por ejemplo, poner la mano sobre su espalda. Si fuera necesario agarrarle de los hombros o de la barbilla para asegurarnos que nos está escuchando y comprende exactamente que se le pide.
- Las peticiones deben ser cortas, claras y específicas.
- Nunca se realizaran en forma de pregunta o sugerencia: “¿Quieres poner la mesa?” “¿Podrías recoger tus zapatillas?” De esta forma estaríamos dando la posibilidad de no realizar la petición.
- Las peticiones se deben dar de una en una.
- No deben de tener contradicción las unas con las otras y mucho menos con las del adulto. Para evitar este punto se recomienda apoyar siempre las órdenes dadas por la pareja.
- Dar opciones siempre que sea posible y relacionarlas con una consecuencia “Si acabas de cenar y recoges tu plato entonces podrás ver la tele”.
Adriana Fusté. Psicóloga